miércoles, septiembre 06, 2006

¿Conoce el verdadero fondo de la guerra sojera entre Argentina-Monsanto?

A pesar de que el conflicto en torno a los royalties en la soja genéticamente modificada se agrava con el correr de los días, la Argentina y Monsanto viene desarrollado una relación compleja que implica codependencia y antagonismo. Sepa por qué y el verdadero motivo de la tensa situación comercial.

El Dow Jones publicó días atrás en su página web un interesante artículo que describe las peripecias por las que pasa tanto la Argentina y Monsanto en torno a los royalties de la soja genéticamente modificada.

Acusaciones, genios que hierven, pero que al fin de cuentas dejan ver que tanto el país como la compañía necesitan una de otro para seguir adelante, dicen las fuentes en el artículo. "Monsanto es importante para la Argentina y Argentina es importante a Monsanto," dijo en una reciente entrevista desde la Secretaría de Agricultura de Argentina Patricio Lamarca.

La Argentina necesita incrementar el rendimiento, reducir costos de tecnología ofrecidos por el gigante biotecnológico S. Louis mientras el país proporciona a Monsanto un aliado esencial en sus esfuerzos por promover su tecnología y la ganancia por cosechas genéticamente modificadas. "Reconocemos el papel de Argentina al introducir esta nueva tecnología," dijo el portavoz de Monsanto Argentina Federico Ovejero. Sin embargo, las concesiones terminan allí.

La disputa centroal, no obstante, se centra en el reclamo de Monsanto sobre royalties sobre la producción de soja en la Argentina.

El gen modificado hace que la soja sea resistente al herbicida glysophate, que se rocía en cosechas para matar y reducir hierbas. Las semillas de Monsanto se utilizan en 98% de la producción de soja de Argentina. El problema es que Monsanto, que introdujo primero sus semillas en Argentina en 1996 sin una patente, no ha tenido éxito en esfuerzos subsiguientes para obtener uno.

Actualmente la mayoría de los agricultores compran las semillas en un mercado “negro o fuera del tradicional” o simplemente los replanta cada año después de la cosecha, algo que que le impide a Monsanto cobrar regalías Monsanto todos los años.

“En vez de esto, Monsanto ha intentado de disfrazar su enfoque, archivando los casos en Europa, donde tiene las patentes de las semillas. Argentina vende acerca de $2 mil millones de valores del “soymeal” anualmente la Unión Europea, donde lo es utilizado principalmente para comida animal”, señala el artículo.

Las decisiones sobre estos casos esperan ser alcanzadas a mediados de 2007, según datos propios de Monsanto.


Este mes la Argentina recibió una carta de opinión del “Mercado Interno” y de la Dirección-General de Servicios de la Comisión Europea. La carta sostiene la posición del país que procesó las sojas -- en forma de “soymeal” – no son cubiertos bajo la patente en los frijoles genéticamente modificados en Europa. Sin embargo, la opinión no ata en los tribunales nacionales.

Después de los litigios y pleitos en Europa, desde ambos lados han endurecido sus posiciones y cada cual ha escrito sus propias líneas. "No hay absolutamente oportunidad del diálogo hasta que Monsanto retire los pleitos," dijo Lamarca.

"Monsanto está dispuesto a retirar (los pleitos) si alcanzamos un acuerdo local que garantiza la compensación justa para la soja de RR y la tecnología futura," escribió tiempo atrás el Director de Estrategia y Nuevos Negocios De Monsanto Argentina, Pablo Vaquero, en un artículo de opinión del diario La Nación.

* Argentina necesita de la tecnología de Monsanto

Todavía, y a pesar de este impasse, ambos lados saben que cada uno tiene algo que ofrecer al otro. "Monsanto es el líder de mundo en el desarrollo de biotecnología y suministro, y es importante tener a un socio de esta naturaleza para Argentina y sus agricultores," puntualizó Lamarca.

Monsanto dice que es necesario un equilibrio para liberar la próxima generación de sojas RR2. La compañía reclama que los nuevos frijoles sufren de sequía fuertes y que podrían aumentar los rendimientos por arriba a 10%.

Así, si los reclamos tienen agua, los granjeros de Argentina querrán las semillas y pueden presionar el gobierno para llegar a un acuerdo, libertando su acceso a ellos.

Si las semillas mejoradas producen las ganancias significativas del rendimiento en los USA, donde ellos son esperados ser utilizadas extensamente, podrían salir Argentina en una desventaja competitiva grave.

"Tenemos que encontrar una solución para que inversionistas puedan venir aquí con su tecnología," dijo por su parte en el artículo Raúl Padilla, presidente de la Cámara argentina de Procesadores de Petróleo y el Centro de Exportadores de Cereal, después de una reunión que mantuvo recientemente con líderes de industria y que además contó con la presencia de Lamarca. Los representantes de la industria expresaron su apoyo para la posición del gobierno.

Hay muchos productores que pagan fees por las licencias a Monsanto aunque no hay base legal para hacerlo, puntualizó Lamarca. Ellos pagan a causa del deseo que tienen o persiguen para continuar recibiendo nuevas tecnologías.

Y aunque Monsanto diga que el 30% de sus usuarios argentinos paga, no es suficiente. Prometen no incurrir en el mismo error de introducir los productos libres de patentes otra vez.

"Nosotros no meteremos un producto en un lugar a menos que podamos proteger nuestros derechos," aseguró Ovejero. "Hay la falta grave del respeto para la propiedad intelectual en Argentina."

Lamarca respondió discutiendo que problemas legales de Monsanto con su vieja tecnología vieja se puede separar de sus intereses en el nuevo producto. La compañía es libre solicitar una patente en las nuevas semillas y los vende según ley argentina, dijo.

Vale recordar para entender el mercado que Argentina tiene sobre 17 millones de hectáreas dedicado a la producción de cosechas transgénicas. En tanto, los analistas pronostican que aproximadamente 30% de cosecha de Brasil vendrá de la soja genéticamente modificada siembra esta temporada. En 2005, 21 países crecieron de la mano de s cosechas transgénicas en 90 millones de hectáreas mundial, arriba 11% del año anterior, según el ISAAA.


1 comentario:

parvina dijo...

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